miércoles, 27 de octubre de 2010

Noviembre 2009


   Los primeros meses en Casa me los pasé en una cunita con ruedas que me había prestado mi prima Helena, ¡gracias primita! Allí dormía yo día y noche cuando no estaba en brazos de alguien. La cunita recorrió toda Casa. Lo cierto es que le cogí mucho cariño, pero cuando yo crecía con el paso de los meses y mis papás me seguían metiendo allí, el cariño se tornó en manía.
Mis papás en seguida se dieron cuenta de que era algo rebelde porque era mala comedora y mala dormidora. A mi pobre mamá le dijeron que tenía que ofrecerme el pecho cada tres horas y como de cada vez estaba una hora entera insitiéndome, allí nos pasábamos las dos los días entretenidicas. Un día vino a vernos una señora que hacía propaganda de la leche de mamá. Yo pensaba que la publicidad consistía en vender productos que aún no tienes, en lugar de pagar por el anuncio de un producto que ya tienes. Lo cierto es que, como yo seguía sin mamar, mi pobre mamá se puso malita y tuvieron que sacarle la leche que yo no me tomaba. Luego se puso buenecita otra vez y seguía insistiéndome en que mamara, las hay que no escarmientan...

Al comenzar el mes de Noviembre me llevé una muy agradable sorpresa, ¡conocí a la güelita Mercedes! Desde el principio congeniamos muy bien porque me cogía mejor que los primerizos de mis papás. Además, en los días que pasó conmigo, rivalizaba con la güeli Palmi a ver quién me daba más mimos. Esa competición me pareció muy sana y acertada.

La otra más mejor sorpresa que me llevé en Noviembre fue conocer a mi prima Caminito. Aún recuerdo lo que me decía: "bebé Maía no tiene mano". ¿Cómo podía yo explicarle que sí las tenía, pero que mis papás siempre me las tapaban?

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