jueves, 25 de agosto de 2011

Enero 2011 (la bisa)

   Comencé el año 2011 en Oviedo. Como habíamos pasado la Navidad en León con Caminito, sus papás y la güeli Palmi, fuimos a despedir el año viejo y recibir el nuevo con la bisa, la güelita Mercedes y Tó.

La bisa se movía poco. Se sentaba en el sofá del salón o en el sillón de su habitación y no se levantaba. Yo le daba manotazos bien fuertes en sus rodillas para que se espabilase, pero no había manera.


Un hermano de la bisa vino a vernos con su familia un día. Parecían simpáticos, pero a mí no me pareció nada bien que se acercasen tanto a la bisa sin pedirme permiso. Además, estuvieron a punto de llevarse a la güelita y eso me pareció aún peor.

A principios de año, cuando nos marchamos de Oviedo, papá me dijo que fuera a darle un beso muy grande a la bisa y que me despidiera de ella. Yo le di el beso, pero no entendí porqué había que despedirse, podría haberse venido con nosotros. Así yo no sería la única que se desplazaba en sillita. Mientras mamá empujaba mi silla, papá podría empujar la suya.

A los pocos días de regresar a Casa después de las vacaciones, papá recibió una llamada y se puso muy triste. Me dio un beso muy grande y me dijo que tenía que irse a León a despedirse por última vez de la bisa. Por lo visto fue mucha gente y todos la querían. A mí no me llevaron porque papá decía que hacía frío y que vomito en el coche.

Como entonces no me llevaron a despedirte, te envío ahora muchos besitos muy grandes a donde estés, bisa María.



viernes, 12 de agosto de 2011

Diciembre 2010

   Diciembre fue un mes la mar de divertido. Mis papás estaban invitados a dos bodas en Oviedo, así que fuimos allí dos veces. La primera vez viajamos en tren y la segunda en coche. El viaje en tren me pareció mucho más divertido, sobretodo porque no me mareo y me paso el viaje en brazos de mamá y papá.

Como podéis ver, me he convertido en una jovencita muy formal y elegante. Con mi camiseta de etiqueta traté de convencer a mis papás de que podían llevarme de boda y yo sabría comportarme, pero no hubo manera. Lo bueno de no ir a los banquetes es que me dejaron con la güelita Mercedes, Titotó y la bisgüelita. Aprendí mucho y me lo pasé la mar de bien jugando con ellos. La güelita pasa mucho tiempo cocinando en la cocina y yo la ayudé todo lo que pude.

Una vez la güelita hasta me disfrazó de papá. Yo le decía que papá no podía caber en esos suspensorios, pero ella insistía en que eran de él. Anda que no iba a estar gracioso ni nada papá de esa guisa.


La prima Caminito me enseñó lo que desde mi pequeñez considero uno de los grandes inventos de la humanidad: se trata de unos animalitos o cochecitos que se mueven al son de la música cuando introduces una moneda por una ranura. Suelen estar junto a las tiendas y los hay incluso con luces y bocina. Cuando Caminito me los enseñaba, papá miraba con cara de desaprobación.

El final de mes, las Navidades, lo pasamos en León. Allí conocí a dos personas muy importantes, Papá y Mamá Noel (incluso son amigos de Mickey Mouse). Decían constantemente "Jo, jo, jo" y nos trajeron muchos regalos. Además pasé una tarde muy entretenida con mis primitos Adriana y Lucas. Ella es muy formal, pero Lucas es más tipo yo, eso sí, en grande y fuerte.