A principios de Mayo fuimos a un sitio que se llama Chichón a celebrar el día de mamá. Es un sitio muy bonito y había una plaza redonda con burros que paseaban a nenes mayores. Hasta entonces papá era el único burro que yo conocía. Afortunadamente, se le diferencia bien de los de Chinchón porque tiene las orejas más pequeñas.
Luego volvimos a Oviedo, a pasar unos días con la güelita, la bisa y el Titorrob. Además, conocí a los padris de papá y me explicaron que pronto el Titorrob se convertiría en mi padri y la mamá de Caminito en mi madri.
El Titorrob colaboró en las labores domésticas dándome de comer. Debe de tener poca experiencia con nenas porque se le veía torpe con la cuchara. La güelita sí que tenía buena mano, me arrorraba muy bien para dormirme. Eso sí, no sé si algún día la perdonaré que me bañara en un barreño de la ropa.
Ya de vuelta en Casa, un día nos vestimos todos muy guapos y fuimos a Getafe, donde toda la gente va muy elegante. Yo no me enteré muy bien de lo que pasó. Sólo sé que un señor de traje le dio la mano a mucha gente, entre ellos a papá.